jueves, 4 de noviembre de 2010

Tratamiento realizado con EMDR

Por:   Susana Buscaglia
EMDR es un nuevo método psicoterapéutico para el tratamiento de diferentes problemas que pueden tener su origen tanto en experiencias tempranas como en cualquier tipo de situación traumática que se produzca en el curso de la vida,  como abusos, depresión, trastornos de pánico, sobrevivir a catástrofes, etc.
La información traumática queda bloqueada y provoca los síntomas de los distin-tos cuadros psicopatológicos.
EMDR combina un abordaje cognitivo junto con un abordaje neurofisiológico, la estimulación bilateral sensorial. Esta consiste en movimientos oculares, sonidos alternados o palmoteo en las manos, lo cual produce un aceleramiento y desblo-queo de las funciones de procesamiento de la información en el cerebro, lo que lleva al alivio de los síntomas y a tener una nueva mirada sobre la vida, al poder usar las experiencias vividas como aprendizaje para el buen manejo de la realidad.
A continuación se presentarán dos viñetas de tratamientos para ejemplificar cómo se trabaja con el modelo EMDR.


Primer Caso: Tratamiento de una paciente de 45 años de edad. Profesora, en ejercicio de su trabajo
La paciente comenta que cada vez tiene más fobias, pero que una de las cosas que más le molesta es su gran dificultad para preparar las valijas cuando viaja (en ese momento estaba por hacer un viaje). Siempre tiene la sensación de que se olvida de algo, comienza dos meses antes a prepararlas y todo esto la angustia mucho. Dice: "quisiera tener en cuenta todas las variables que pueden suceder y esto me atormenta”. Dos de sus hijos viven en el exterior y suele ir a verlos a menudo, por lo que viaja mucho. “En cada viaje suelo ponerme muy mal, últimamente tengo muchos miedos y hasta comienzo a sentir síntomas de pánico”.  Interrogo acerca de experiencias traumáticas con relación a viajes y efectivamente aparecen cuatro: en dos de los viajes, al regresar se encontró con serios problemas de salud de familiares; otro fue el terremoto en Los Ángeles; y el más fuerte, el que elegi-mos para trabajar, fue el siguiente:
A los 4 años de edad iba de viaje con sus padres y unos tíos a pasar unas vaca-ciones al mar.
Ella dormía  en la falda  de su madre en el asiento de atrás, cuando se produjo un choque. Recuerda los ruidos de los vidrios al romperse, las caras ensangrentadas. “Los ocupantes de otros autos daban vueltas, me llevaban por delante y mi única preocupación era qué iba a pasar con mis papás. Llega una ambulancia, se llevan a mi padre y a mis tíos, a mi mamá la suben en un micro y me suben a mi también hasta el hospital de La Plata, ahí la perdí, no recuerdo con quien me quedé, sólo sé que quedé abandonada”.
Recuerda que durante el periodo de tres meses en que tardaron sus padres en recuperarse vivió con sus tías maternas y que estaba muy triste.
“Cuando volví a casa con ellos, nunca hablaron del accidente”... “Mis padres no fueron muy comunicativos, por lo tanto de esas cosas no se hablaba"....
"En general me cierro bastante y cuando me abro los miedos me hacen temer a no ser aceptada y me encierro de nuevo.”
Al reprocesar la escena del accidente se acuerda de un día en que, estando en la casa al cuidado de sus tías, ella estaba acostada en la cama ya que no se sentía bien y sus primas y tías estaban sentadas a su alrededor. Cuando abre los ojos y ve a sus parientes alrededor, dice haber tenido la sensación de que estaban velando a un muerto
Esta sensación es confusa porque no sabe si la sintió en ese momento o, a lo lar-go de los años, al recordarla es que le parece que era como si estuvieran velando a un muerto.
Reprocesamos esa escena. Apareció mucho enojo con sus tías porque las sentía distante y frías con ella, hasta que surgieron recuerdos positivos del cuidado que ellas le habían dado esos meses, y que le permitieron apreciar que sus tías le dieron calor y alimento.
Estas dos tías también habían estado en el accidente y ella infirió que tampoco les seria fácil hablar del tema. Por suerte, no tuvieron lesiones graves y pudie-ron  volver a su casa y llevarse a la niña hasta tanto sus padres se repusieran.
El tratamiento duró 5 sesiones. Repasamos todas las situaciones traumáticas de los otros tres viajes que ya estaban con una perturbación muy baja. Finalmente, la paciente pudo encarar el siguiente viaje con total calma y seguridad.


Segundo caso: Desarmando antigüedades
Paciente de 48 años sexo femenino, profesora, separada con un hijo adolescente.
El motivo del tratamiento o foco es un profundo  sentimiento de desvalorización.
Esto le ocurre, pese a ser una mujer muy inteligente.
El tema surge a raiz de una fiesta que organiza para una amiga, en la que todos los asistentes  comentan su capacidad de liderazgo. Ella en parte lo reconoce. Decidimos comenzar a trabajar sobre este sentimiento de “sentirse menos”.
Siempre lo vincula con la relación con su madre.
El protocolo básico utilizado es:
Disparador (son los síntomas que tiene en la actualidad): Falta de confianza
Imagen del recuerdo: En su adolescencia, estando con su madre y escuchando su voz diciéndole que ella no puede
Cognición Negativa: No soy confiable
Cognición Positiva: Soy fuerte
Voc: 3
Emoción: Angustia
SUD: 6
Sensacion corporal: Dolor en el pecho
Comenzamos el procesamiento con el recuerdo de la voz de su mamá y aparecen varias situaciones donde la madre no le tiene confianza, no la cree capaz.
Al llegar a sus 8 años, recuerda dibujar una rosa y ella misma se sorprende de lo bien que le sale. Contenta, va a mostrársela a su mamá quien le dice que lo calcó, que ella no pudo haber dibujado eso.
Con mucho enojo, lo borra para hacerlo de nuevo y demostrarle a su mamá que era verdad, pero estaba tan alterada que en esta segunda vez no le sale y recuerda que junto con su bronca ella se dice “no soy capaz”.
Seguimos procesando y recuerda una situación siendo ya adulta: tenía que bañar a su mamá, quien estaba sentada en una silla ya que por una enfermedad estaba postrada y no podía caminar. Nuevamente su mamá le dice “no vas a poder”. Recuerda que se puso firme y le dijo “no te has dado cuenta aun de todo lo que soy capaz, de todo lo que yo puedo” y comienza a enumerarle una serie de situaciones donde ella salió adelante.
La paciente comienza a reírse y dice ESTO ES COMO DESARMAR ANTIGÜEDADES. El recuerdo de la rosa lo tenía olvidado por completo.
Fue indagada acerca de la sensación corporal, el dolor en el pecho, la emoción: La angustia había desaparecido.
Repite la cognición positiva sonriendose.
Hacemos un rastreo de su cuerpo para reconocer su estado: se siente bien, todo su cuerpo está relajado, no hay ninguna molestia y damos por finalizada la sesión.
Luego de varias sesiones trabajando este tema, la paciente comienza a reconocer su valor y su poder, integrando sus viejas creencias con sus verdaderas posibilidades y recursos actuales, lo que la llevó a sentirse mejor y a mejorar su calidad de vida.  

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